Mi esposa pelirroja tiene un secreto: se vuelve irresistiblemente juguetona cada vez que entra en la ducha. Con su cabello rojizo cayendo en cascada sobre sus hombros y su cuerpo desnudo y tentador, es imposible resistirse a sus encantos.
La escena comienza con ella bajo el chorro de agua, el vapor llenando el baño mientras se enjabona lentamente, sus manos recorriendo cada curva de su cuerpo. Sus pechos firmes y su culo respingón brillan bajo el agua, invitándome a unirme a ella. No puedo resistirme y entro en la ducha, mi polla ya dura y lista para la acción.
Comenzamos con besos apasionados, el agua cayendo sobre nosotros mientras exploramos nuestros cuerpos. Sus manos se deslizan por mi pecho y abdomen, llegando a mi polla, que acaricia con maestría. Gimo de placer mientras ella se arrodilla y me toma en su boca, su lengua trabajando magia mientras el agua cae sobre nosotros.
La excitación aumenta cuando la levanto y la apoyo contra la pared de la ducha, penetrándola profundamente. Sus piernas se enroscan alrededor de mi cintura mientras nos movemos en sincronía, el agua creando un ambiente húmedo y sensual. Nuestros gemidos resuenan en el baño, mezclándose con el sonido del agua.
El clímax llega con intensidad, nuestros cuerpos temblando de placer mientras alcanzamos el éxtasis juntos. Con sonrisas de satisfacción y cuerpos relajados, nos quedamos bajo el chorro de agua, sabiendo que hemos vivido un momento inolvidable de pasión y deseo.
